Cómo conocí el altruismo eficaz: los orígenes de Ayuda Efectiva
Actualización: Poco a poco, estoy llevándome el contenido a mi blog. El nuevo hogar de este post está aquí.
El 1 de febrero de 2018, tras casi dieciocho años dedicados a las empresas que había montado como emprendedor, me senté en casa, delante del ordenador, con una misión: averiguar qué podía aportar al mundo.
¿Cómo se saca alguien de la manga una pregunta como “qué puedo aportar al mundo”? En mi caso, siempre había sido bastante idealista y sentía una vaga insatisfacción respecto a mi trabajo, pero nunca había hecho nada serio al respecto (y, como emprendedor, sé que las ideas sin ejecución valen muy poco). Creo que, más de una vez, había atribuido mi insatisfacción a no haber encontrado “mi verdadera pasión”. Si Steve Jobs te dice “you’ve got to find what you love”, no es raro pensar que debe de tener razón:
Sin embargo, tras dos décadas de trabajo, yo no había dado con esa gran pasión que se supone que debía encontrar. Sí, emprender es bonito (además de muy duro), y siempre he dicho que es muy satisfactorio crear algo donde antes no había nada. Pero, siendo sincero, yo no podía afirmar que emprender fuera mi pasión.
Un buen día, oí en un podcast que el entrevistado decía algo de este estilo: la pregunta “what do I want to do” es poco útil; es mucho mejor la pregunta “how can I help”. Aquello se me quedó grabado. Dedicarte a averiguar qué quieres hacer (un consejo muy habitual) puede ser muy frustrante: en el fondo, no deja de ser una forma de “mirarte al ombligo” y es fácil que la pregunta se entremezcle con tu identidad, tu ego y otras elucubraciones poco productivas. Sin embargo, la pregunta “cómo puedo ayudar” es mucho más útil. Aunque también apunta a qué actividad puedes desarrollar, en este planteamiento ya no eres el protagonista iluminado por los focos; lo importante no es cómo te ves, sino qué puedes hacer ahí fuera, en el mundo.
Dando un toque de idealismo a “cómo puedo ayudar”, empezó a rondarme la pregunta que me senté a responder aquel día en el que empezaba esta historia: ¿qué puedo aportar al mundo? La pregunta se las trae y las n semanas que dediqué a intentar responderla fueron de un interesante sufrimiento productivo (que dejo para otra ocasión). En medio de ese proceso, decidí buscar el podcast que me había hecho plantearme la pregunta. Al cabo de unas cuantas horas, me rendí —aunque tengo la esperanza de que, dentro de unos años, alguien lea esto y me escriba enviándome un enlace y diciendo “creo que puede ser éste” :-)—. Sin embargo, esa búsqueda me llevó a este artículo de Jess Whittlestone: Instead of following your passion, find a career that changes people’s lives.
A través de aquel artículo, descubrí una fantástica organización sin ánimo de lucro llamada 80,000 Hours, que ayuda a personas con talento a encontrar buenas carreras profesionales trabajando en algunos de los mayores problemas del mundo. Así contaba el proyecto en 2015 un jovencísimo Ben Todd (CEO y co-fundador):
El otro co-fundador de 80,000 Hours es Will MacAskill. En 2015, con solo veintiocho años, Will se había convertido en el profesor titular de filosofía más joven de la Universidad de Oxford. Además, como cuenta él mismo en su libro Doing Good Better, había sido uno de los principales impulsores del movimiento que yo estaba a punto de descubrir:
I had begun donating to charity and wanted to ensure that my donations did as much to help others as possible. Along with Toby Ord, a postdoctoral researcher at Oxford, I began to investigate the cost-effectiveness of charities that fight poverty in the developing world. The results were remarkable. We discovered that the best charities are hundreds of times more effective at improving lives than merely “good” charities. In 2009, Toby and I cofounded Giving What We Can, an organization that encourages people to donate at least 10 percent of their income to these most cost-effective charities. Around the same time, two New York hedge fund analysts, Holden Karnofsky and Elie Hassenfeld, quit their jobs to start GiveWell, an organization that does extraordinarily in-depth research to work out which charities do the most good with every dollar they receive.
From there, a community developed.
Esa comunidad se convirtió en el movimiento internacional del altruismo eficaz, que promueve el uso de la evidencia y el análisis racional para responder a una pregunta fundamental:
¿Cómo podemos hacer el máximo bien posible con los recursos que tenemos?
Antes de hablar un poco más del altruismo eficaz, hay otra persona a quien debo presentar. Volviendo al libro de MacAskill:
Toby and I were both heavily influenced by Peter Singer’s arguments for the moral importance of giving to fight poverty, made in “Famine, Affluence, and Morality” and The Life You Can Save: Acting Now to End World Poverty. On the basis of his arguments, we both made commitments to donate everything we earn above £20,000 per year — about £1 million pounds each over our careers, or 50 percent of our lifetime earnings. Because we were putting so much of our own money on the line, the importance of spending that money as effectively as possible seemed imperative. Peter Singer has since become a powerful advocate for effective altruism […]
Peter Singer es un reconocido filósofo y profesor de ética en Princeton. Éste es uno de esos argumentos, sobre la importancia moral de donar para combatir la pobreza, que tanto influyeron a MacAskill y Ord:
Hay personas a quienes los argumentos de Singer no les convencen, o en quienes generan rechazo, y hay personas en las que esos argumentos tienen un profundo impacto. Yo estoy en el segundo grupo: desde que leí y oí a Singer, no pude evitar pensar que “puedo hacer mucho más y tengo que hacerlo”.
MacAskill mencionaba más arriba la historia de GiveWell. Holden Karnofsky y Elie Hassenfeld trabajaban en un hedge fund. Junto con otros compañeros, crearon un club informal para intentar responder a una pregunta (parece que es así, con una buena pregunta, como empiezan muchos proyectos interesantes):
¿Cuáles son las ONGs más efectivas a las que donar?
Descubrieron que, aunque había organizaciones que evaluaban a las ONGs por su transparencia o buenas prácticas, era extremadamente difícil encontrar datos sobre su efectividad. Lo que ellos querían saber es qué resultados obtendría su dinero en cada sitio. Decididos a encontrar respuestas fiables, dejaron su trabajo y, con 300.000 dólares donados por sus antiguos compañeros, crearon GiveWell. Más de una década después, las evaluaciones de coste-efectividad de GiveWell son la referencia para los donantes que buscan maximizar su impacto positivo en beneficio de las personas más pobres del planeta.
Una de las personas en quiénes las recomendaciones de GiveWell han influido de forma significativa es Dustin Moskovitz, co-fundador de Facebook y Asana. Hace unos años, Dustin y su mujer, Cari Tuna, firmaron el Giving Pledge de Bill Gates y Warren Buffet, comprometiéndose a donar la mayor parte de su fortuna (estimada actualmente en 12.000 millones de dólares). En colaboración con GiveWell, ya han donado más de 400 millones de dólares a programas dedicados a combatir la pobreza y mejorar la salud en las regiones más pobres del mundo. Otro fruto de la colaboración es Open Philanthropy, que asesora a grandes donantes (comenzando por los Moskovitz) sobre cómo maximizar el impacto de sus donaciones en diferentes áreas. Identifican oportunidades, financian proyectos, evaluán los resultados y hacen públicas sus conclusiones. Siguiendo las recomendaciones de Open Philanthropy, los Moskovitz ya han donado más de 600 millones de dólares a causas como la bioseguridad y preparación ante pandemias o la reforma del sistema de justicia criminal en EE.UU.
Mientras leía y leía acerca de las diferentes organizaciones alineadas con las ideas del altruismo eficaz, me llamó la atención el rigor del contenido que publicaban. Esta gente se tomaba muy en serio sus análisis y sus recomendaciones sobre cómo maximizar la efectividad de nuestros esfuerzos altruistas. También me gustó la transparencia (el ejemplo de GiveWell es paradigmático): explicaban con todo detalle su metodología, cuáles eran las fuentes de los datos y cuál era su grado de incertidumbre acerca de cada una de sus conclusiones. Muchas de las organizaciones hacían públicos sus errores (p. ej. 1, 2, 3), asumiendo con naturalidad que todo trabajo es imperfecto y que solo se progresa evaluando los resultados y poniendo esfuerzo en las áreas a mejorar.
Todo ese mundo que había descubierto me pareció increíble. Había personas que se comprometían a donar, de por vida, al menos un 10% de sus ingresos netos anuales. Había personas con una altísima capacidad intelectual y profesional que decidían dedicar su carrera a encontrar y realizar las formas más efectivas de mejorar el mundo.
¿Cuál fue mi reacción? En pocas palabras: “quiero ser parte de esto”. Aún así, me obligué a no precipitarme. Había decidido que, por una vez, no iba a embarcarme en el siguiente proyecto sin antes comprobar que mi trabajo de, tal vez, las próximas décadas, estuviera alineado con un propósito que mereciera la pena de verdad. Sin embargo, no fui capaz de encontrar nada que superase a esa pregunta esencial del altruismo eficaz:
¿Cómo podemos hacer el máximo bien posible?
Ayuda Efectiva
Tras descubrir el altruismo eficaz, me involucré de varias formas en la comunidad internacional y en España. También me uní a Giving What We Can: al donar regularmente un porcentaje de nuestros ingresos, podemos transformar nuestro trabajo (sea el que sea) en una herramienta que salva o mejora notablemente las vidas de muchas de personas que viven en pobreza extrema. Es algo que recomiendo a todo el mundo que no esté pasando por grandes dificultades financieras.
En mi caso, además, me planteé cómo podía aprovechar mis ventajas comparativas (como, por ejemplo, mi experiencia como emprendedor) para tener un mayor impacto. De esa reflexión surgió la idea de crear en España una fundación que pusiera al alcance de los donantes españoles los programas humanitarios más efectivos, como ya hacen GiveWell y otras organizaciones en otros países.
Ese proyecto se ha hecho realidad y, gracias al apoyo de nuestros fundadores, acabamos de lanzar la fundación Ayuda Efectiva, que selecciona y financia los proyectos que, con unos mismos recursos, salvan más vidas o ayudan más a más personas.

Con sus aportaciones a nuestro Fondo Salud Global, nuestros donantes podrán ayudarnos a financiar una selección de los programas de salud con mejor relación coste-efectividad, de acuerdo con la investigación de GiveWell.

Aunque lanzar la fundación ha exigido mucho trabajo, no es más que un primer paso. Seguiremos trabajando para, a través de Ayuda Efectiva, intentar hacer realidad la aspiración del altruismo eficaz: maximizar nuestro impacto positivo en el mundo.
Notas finales
A día de hoy, las organizaciones internacionales alineadas con las ideas del altruismo eficaz son ya demasiadas como para poder hablar de ellas en profundidad. Incluyo aquí algunos enlaces para quien quiera conocer algunas más:
Animal Charity Evaluators
Centre for Effective Altruism
Charity Entrepreneurship
Founders Pledge
Future of Humanity Institute
Global Priorities Institute